"Cuando desperté de aquella loca fantasía y alcé la vista a las estrellas, oí que mi madre y mi prima todavía charlaban en la cocina acerca de las hojas de té, y también oí gritar a mi padre en la bolera, al otro lado de la calle, y comprendí que, o bien yo estaba loco, o era el mundo el que lo estaba; decidí que el mundo era el majara.
Y, claro está, tenía razón."
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