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Me han dado, me han dado ahí. Tanto da que me resistiera lo suyo antes de sumarme al elogio generalizado de su destacado debut de 2004, “Lesser Matters”, (que bien podría pasar por la cabeza del iceberg de ese subterráneo revival shoegazer que muchos avistan), los suecos THE RADIO DEPT. pertenecen a ese tipo de bandas que se terminan queriendo locamente con el corazón, por mucho que la cabeza invite a la prudencia. Y es que arranca un disco como éste, con la instrumental “It´s personal” cavando una zanja entre THE CURE y OMD, y al poco rato su inquietante batiburrillo de influencias selectas te tiene tan completamente pillado que no hay sospecha que valga. Sí, todo lo que te gusta está ahí en su justa medida, casi como oficiando de demostración de la tesis de que no sólo se puede trazar una línea del after-punk a los shoegazers por la vía del synth-pop, sino que dentro de ese parámetro, hemos venido caminando multitud de bandas y oyentes, persiguiendo una misma sensibilidad durante años. Si existe un punto intermedio en el que juntar a –miren sus adentros, miren sus discografías- FIELD MICE, JESUS AND MARY CHAIN, FELT, THE CURE, PET SHOP BOYS, JOY DIVISION, MY BLOODY VALENTINE, OMD, TREMBLING BLUE STARS y SLOWDIVE, pues señores, THE RADIO DEPT. están justo ahora en ese punto dando, dando ahí, en el centro mismo del corazón del pop indie de tez blanca, tono desapasionado y regusto doméstico, que emite siempre a media voz.
Vale, “Pet Grief” probablemente no sea más que un humilde pastiche realizado, eso sí, con exquisito gusto. Como si de los BLACK CROWES o los OCEAN COLOUR SCENE del after-punk/shoegazer se tratara, THE RADIO DEPT. ofrecen un notable disco de género nada disimulado, que igual entusiasmará a los afines a ese tipo de sonidos, como repeler precisamente por ello. No hay más novedad que los nuevos sonidos que se suman, y ésta la da el pronunciado vuelco hacia una rudimentaria electrónica muy, muy 80´s (hagamos ahora la línea OMD-NEW ORDER-PET SHOP BOYS-Sarah Records), una constante presencia de pianos y ese enredador toque gaseoso de aquel sonido catedralicio de los CURE del “Disintegration”. Sobre ello, el sólido bloque que compone “Pet Grief” no deja de evocar aquel misterio que desprendía la música en la adolescencia y uno se abrazaba a ella con el modo reverencial del descubrimiento.
La adormilada voz de Johan Ducanson se filtra entre teclados atmosféricos, encantadores percusiones con añejo sabor a caja de ritmos y unas cada vez más puntuales cortinas de ruido blanco. Así surgen maravillas como “Every Time” (o lo que sería bañar el “Emma´s House” de FIELD MICE en las aguas eléctricas de “Psychocandy”) para soltar candorosas y sintéticas líneas de innegable practicidad pop sobre lo sencillamente complicado de las relaciones humanas, aptas para al himno de andar por casa. Ahí va un botón de muestra extraído de la mencionada “Every Time”: “cambia tu mente / éste es tu problema no el mío / tú siempre encuentras / alguien a quien colgarle las cosas”. Pongamos otro capturado de la tristeza contenida en el calmo puntillismo electrónico de “I Wanted You To Feel The Same”: “Me rompe el corazón decir que cuando sentía dolor / yo quería que sintieses lo mismo / pero nada te toca realmente / Es una pena / no puedo creer que no hayas sentido nada en absoluto”. Aunque quizá donde más calen es en el single “The Worst Taste In Music”, un sentido puente entre los PET SHOP BOYS del “Behaviour” y los OMD más volátiles, en la que el abandonado amante ve como su ex novia ya está con otro, amortiguando la ausencia con el pésimo gusto musical que el “sustituto” posee. Pero más allá del acierto puntual, lo que logra “Pet Grief” es inundarte de su particular microclima, consiguiendo que su evocadora niebla penetre en todos y cada uno de los poros de tu piel, hasta llegar al final y sentir la necesidad de volver a hacerlo sonar. Y eso claro está, es hablar con el corazón, no con la razón.
Llevo ya semanas enganchado a la lánguida estampa de este disco al que recurro de continuo, pese (o gracias, según se mire) a sus melancólicos efectos secundarios. De pronto, vas por la calle escuchando un grupo de 2006 que recrea con pasmosa soltura una buena parte de la b.s.o. de tu adolescencia, te topas frente tus pintas en el reflejo de un portal ahumado y ves, de golpe, que (!!!buff!!!) ahora pasas por desfasado precisamente por lo mismo que antes eras raro, ya completamente superado por la retro-modernidad. (Un suspiro). ¿Empieza la decadencia treinteañera?, ¿llegó el momento de decir que ya no se hacen discos como antes y sentir el pasado idealizado como algo irrecuperable a adorar?. Probablemente sobren las respuestas. Eso sí, mi particular bajada de la cima juvenil prefiero enfilarla sintiéndome taciturnamente fuera de tiempo con THE RADIO DEPT. en ese ipod en el que siempre hay lugar para “Closer” o “Loveless”, que asistiendo a los directos de los ROLLING STO… !ah no!, quería decir los PIXIES.
JAVIER BECERRA (Septiembre 2006)
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